1954/06/10 Da Rosa

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Transcripción

sobreviviente de esta catástrofe del espíritu, por

allá por el año dos o tres mil y pico. La vergüen-

za que van a sentir nuestros tataranietos o sus ta-

taranietos, de esta vergüenza. Si es que todavía se co-

noce eso, entonces.

Si tanto mortal que anda llenan-

do papel por ahí, encontrara aunque fuera de

vez en cuando, una frase, un diálogo, una pa-

labra, de esa cantera suya. Con cuánta mayor es-

peranza se podría leer algo! Yo no sé si es ne-

cesario tener el alma hecha así, como me la sien-

to, para sentir tan intensamente lo suyo. Por lo me-

nos, creo que sería necesario dormir una noche

con el cielo arriba y la tierra abajo. Y tan pocos

lo han hecho por aquí! Todos les tienen miedo a

las cruceras. O a la noche o al silencio. La gente es-

tá agarrando la costumbre del barullo, en los oídos.

Se podría decir que hay muchos a quienes aturde

el silencio.

Bueno, no he de ser yo quien diga lo mejor

que habrá de decirse sobre este Vivientes, del que hasta

el nombre subyuga. Parece que fuera el único que

cupiera a esos hermanos nuestros de cuerpo y alma.

Vivientes a quienes usted, como nadie, ha visto vivir.

Un abrazo fuerte, que lleve este contento

de su amigo de siempre

Julio C. da Rosa

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